Cuando era candidato, Andrés Manuel López Obrador aseguró que el Ejército ya no estaría a cargo de las tareas de seguridad. Hoy, a dos años de su gobierno, no sólo vemos al poder militar fortalecido en esa tareas, a través de la Guardia Nacional, sino también en tareas que tradicionalmente eran del poder civil: puertos, aduanas, grandes obras públicas…
Jesús Silva-Herzog advierte que este matrimonio del gobierno federal con las corporaciones militares es la traición más grave de las promesas de campaña de López Obrador, y será la gran amenaza que penderá sobre la democracia mexicana.