La vacuna de Pfizer se ha convertido en los últimos días en un nuevo rayo de esperanza para acabar con esta pandemia del coronavirus. También es el mayor reclamo de todos los países, quienes esperan empezar a vacunar a su población a principios del próximo 2021.
-
Los voluntarios de ensayos de las vacunas de Pfizer y Moderna hablan de síntomas como «de gripe o resaca»
-
Los efectos secundarios son un marcador de que la vacuna está generando respuesta inmune
-
En los ensayos de fase 3 el 9,7% de los participantes sufrió fatiga, el 8,9% dolor muscular, el 5,2% dolor de articulaciones y el 4,5% dolor de cabeza
Una inyección en el brazo. Apenas hay síntomas: algo de dolor alrededor del pinchazo.
Pasan varias semanas. Una segunda dosis. Los efectos secundarios aumentan: cansancio, dolor de cabeza, algo de fiebre.
Los receptores de la inyección lo comparan con «pasar la gripe» o «tener resaca». Así es como describen varios voluntarios que han recibido las vacunas contra la COVID-19 las horas o días posteriores a recibirlas.
Miquel Fernández, un catalán de 39 años y residente en Estados Unidos, contaba su experiencia como el primer español que forma parte del ensayo clínico de la empresa Pfizer.
«Al día siguiente de la primera dosis empecé a sentir malestar general, dolor de cabeza, fiebre… al principio muy leve y luego se disparó. Duró unas cinco horas», explicaba.
Pero no es el único que ha sufrido esta reacción.
Otros testimonios corroboran esta experiencia. Luke Hutchison, un estadounidense de 43 años, participó en las pruebas de la farmacéutica Moderna.
Después de la segunda dosis, su brazo se hinchó hasta el tamaño de un «huevo de gallina», contó a la cadena CNBC . Horas más tarde, empezaron los dolores musculares y de huesos y la fiebre le subió hasta los 38,9 ° C.
«Estuve sentado junto al teléfono toda la noche pensando: ‘¿Debería llamar a emergencias?'».
Los síntomas de Hutchison pararon a las 12 horas de su comienzo. Pero, en sus palabras, nadie le preparó «para la gravedad de esto».
En la carrera por la vacuna de la COVID-19, las candidatas más prometedoras son las de las compañías estadounidenses Pfizer -en colaboración con la alemana BioNTech- y Moderna.
Ambas rondan una eficacia del 95% y utilizan la tecnología de ARN mensajero (ARNm) para otorgar inmunidad frente al virus.
Así, dan «instrucciones» a nuestras células para que produzcan una porción inocua de la proteína ‘spike’ del SARS-CoV-2.
Una vez nuestro cuerpo crea la proteína, el sistema inmunitario detecta el agente extraño y genera anticuerpos para combatirla.
Estas vacunas requieren dos dosis, que se inyectan en el brazo: una para preparar al organismo y una segunda, unas cuatro semanas después, para impulsar la respuesta inmunitaria.
«Es como pasar la gripe»
Pero, la protección contra el virus no está exenta de efectos secundarios. Especialmente tras la segunda dosis, como les ocurrió a Hutchison y Fernández.
«Ya me advirtieron de que los síntomas podrían ser mas severos, si en la primera dosis ya había tenido algunos efectos», detallaba el catalán.
«La zona del pinchazo en esta ocasión se inflamó bastante y no podía casi mover el brazo. Sólo fue cuestión de una noche: al día siguiente me levanté sin fiebre, cansado, pero mucho mejor», relataba
Que estos síntomas se den tras el segundo pinchazo «significa que la vacuna está funcionando bien», explica Drew Weissman, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania, cuyas investigaciones han contribuido a las candidatas de Pfizer y Moderna.
«Es decir, la respuesta inmune a la primera dosis fue muy buena y ahora se están viendo los efectos de eso», añade.