Diplomáticos aseguran que será precisa una modificación a la Sputnik para la cual ya hay desarrollos en curso en el Instituto Gamaleya.
Diplomáticos latinoamericanos que en los últimos días han sostenido conversaciones con funcionarios del gobierno de Vladimir Putin para el abastecimiento de la vacuna Sputnik aseguran que la postura del gobierno de Moscú es de cautela pero no tanto por el actual rebrote de Covid-19 que ya genera nuevos confinamientos en Europa y que tiene su foco en la población más joven.
El foco de las principales autoridades del Instituto Gamleya está en el próximo invierno, cuando pudieran aparecer nuevas cepas del virus que ya no serían alcanzadas por las vacunas, ni las Occidentales ni las rusas o chinas. En ese caso, con las bases actuales de las vacunas será preciso una alteración en los reactivos que no debiera demorar más de cuatro meses y para lo cual Rusia ya comienza a planificar.
Los diplomáticos rusos advierten, que debido a que el Covid es un virus poco inteligente, esa última variable del invierno ya sería la definitiva y la fase final de la pandemia global se iniciaría en el segundo semestre del 2022.
Es un dato rutilante porque indica que todavía en el primer semestre del año próximo todavía pudiera ser preciso impulsar nuevos confinamientos o mayores restricciones.
Se reitera así la tesis de que la pandemia estará controlada solo cuando se controle la capacidad de mutar del virus.
La inquietud no es solo de Rusia. Reino Unido y Estados Unidos están invirtiendo, casi 40 millones de dólares el primero y 170 millones de dólares el segundo, en investigar y realizar un exhaustivo seguimiento de estas mutaciones.