Alejandro Moreno Cárdenas ya acordó con el PAN que el PRI quedará a cargo de la operación financiera de la coalición opositora.
En el esquema planteado, el albiazul tendrá la conducción política pero el tricolor se queda con el manejo de los recursos económicos, especialmente con foco a la elección de San Lázaro, donde estos partidos apuntan a reducir la fuerza de Morena.
El reparto de funciones demuestra las carencias del PRD, que no decidirá nada y solo irá a la contienda con la meta de no perder el registro.
Marko Cortés defiende este sistema alegando que el PAN tendrá más candidatos ubicados en distritos ganadores y se consolidará como proyecto opositor.
Por algún motivo el michoacano está convencido de que hay votantes clásicos del PRI que apoyaran a un panista y viceversa.
La elección de junio será decisiva para su destino. Después del desastre en 2018, cuando el PAN retrocedió a sus niveles de votación de la década del 90, un revés este año sería un golpe definitivo a su conducción en el PAN.
Por otra parte, dejar el manejo económico en manos del PRI habla de cierto grado de audacia.
No tanto por las cuestiones judiciales de Alito y su patrimonio, tan fabuloso como inexplicable sino porque además el manejo de fondos electorales en el tricolor está siendo investigado a nivel judicial.