El 2 de junio del año que viene será una fecha clave en la historia de México.
Dos candidatas pelean ya por la presidencia en los únicos bloques políticos que, de momento, tienen posibilidades reales de hacerse con el poder
México se prepara para la elección más grande de la historia y para ver, por primera vez, como los puestos más relevantes del país son ocupados por mujeres.
“Es tiempo de mujeres” es el eslogan que predomina en las precampañas actuales, desde ambos lados del ring electoral, pero la frase ¿realmente aplica a la política mexicana?
Parece inminente que una mujer llegue a la silla presidencial el próximo junio de 2024 y entonces coincidirán en los cargos más relevantes del país únicamente mujeres.
Por primera vez, México tendría al mismo tiempo una presidenta de la República, una presidenta en el Instituto Nacional Electoral, dos presidentas en las Cámaras -del poder legislativo-, una presidenta en la Suprema Corte -del poder judicial- y una presidenta en el Tribunal Electoral, órgano encargado nada más y nada menos que de calificar la elección.
Aunque esta coyuntura nos habla de una nueva forma en la que las mujeres se han podido colocar en la política, para vivir efectivamente “el tiempo de las mujeres” es necesaria la paridad sustantiva.
De lo contrario, este escenario será un hecho aislado que pasará a la historia para no volver a repetirse.
Amnéris Chaparro, doctora en Teoría Política e investigadora de la UNAM, considera que es una situación excepcional que coincidan tantas mujeres en los más importantes cargos de poder.
Sin embargo, al menos en el imaginario social, a las mujeres se les sigue asociando al espacio del hogar.
“A pesar de qué tenemos siglos de mujeres que han estado trabajando y siglos de mujeres que han estado intentando entrar en las esferas de la política -aunque en un principio de manera muy excepcional- sigue arraigada la idea de qué las mujeres como conjunto, como grupo social, pertenecemos a un espacio. Y que nuestra presencia en el espacio político es excepcional, debe justificarse y deben justificarse en el sentido de que no van a ser malas madres, malas abuelas o malas esposas. Si hay un doble rasero, que cuando se cuestiona a los varones políticos, no existe.”
La paridad de género en la vida política
Alejandra López Martínez, directora de consultoras en Género y Gobierno de la Universidad Anáhuac, coincide en que el liderazgo de las mujeres vive un momento sin precedentes.
Pero, acota que en gran medida se debe a las cuotas de paridad con las que se obligó a partidos e instituciones a abrir camino.
La académica precisa que los institutos políticos fueron reacios a atender la demanda y la necesidad de sumar mujeres a los puestos de toma de decisión, y observa que su papel consistió en obstaculizar más que facilitar dicha labor.
“También vemos que para que este cambio positivo se dé, si fueran necesarios las cuotas. Si no hubiéramos tenido esta ley de paridad en todo que empezó el 2018, no hubiéramos tenido este resultado hoy en 2024. Creo que todas las mujeres pensábamos que nunca íbamos a ver una mujer presidenta, y hoy estamos más cerca que nunca de este momento.”
Más mujeres en el poder, no significa más apoyos para ellas
Según las especialistas, es común que se asuma que una mujer al mando velará por el bienestar de todas las mujeres, cuando en la realidad no ocurre así.
Amnéris Chaparro como López Martínez piden a la ciudadanía estar conscientes de que si bien la proliferación de mujeres en el poder, abren la posibilidad a una agenda feminista, no se puede ver como un hecho.
Amnéris Chaparro, quien es integrante del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, advierte que la frase “tiempo de mujeres” puede resultar tramposa si pensamos en la heterogeneidad de mujeres que existen.
Además de las políticas que pueden impulsar, tanto en la ultra derecha como en la izquierda más radical, en ese sentido, llama a evaluar bajo los principios rectores de la democracia su desempeño.
“Yo creo que es tiempo de representación, es un tiempo de pluralidad política. A mí me preocupa un poco llamarlo, ‘tiempo de mujeres’ porque podemos caer en la trampa de pensar que como hay mujeres en ciertos espacios su actitud, sus posturas, sus decisiones y sus políticas son decisiones de mujeres. No caigamos en el riesgo de esencializarlo, y pensar que porque son mujeres van a promover una política igualitaria, o que van a ser mujeres que no voten cuestiones que estén en contra de la salud del resto de las mujeres”.
Aprovechar el tiempo para buscar un cambio
Las especialistas finalmente concluyen que el momento en curso sí es extraordinario y manda un mensaje simbólico sumamente poderoso sobre el papel de las mujeres.
Pero, también advierten que se consolida como una oportunidad, para que a mediano y largo plazo exista una nueva consigna sobre las mujeres en el poder: que su presencia es algo natural.
López Martínez confía en que los niños y las niñas de esta generación no vean en el futuro como algo inédito la llegada de una mujer a la Presidencia o a un cargo de poder que tradicionalmente fue ocupado por los hombres.
“Para las infancias en general se trata de normalizar ver a las mujeres en espacios de poder, ello ayuda a cambiar los roles de género asignados y la percepción de que las mujeres no pueden hacer ciertas cosas.
A mí me da mucha esperanza pensar que los niños que están creciendo y viendo a las candidatas van a ver normal que las mujeres estén en puestos de poder y no va a ser como ‘este momento histórico’. Y a las mujeres nos da la esperanza de que estamos avanzando y de que no debemos dejar la lucha por recuperar los espacios que también nos pertenecen”.