Informan que un hacker especializado y con el software adecuado puede generar réplicas de las huellas digitales
Desde que los teléfonos inteligentes se popularizaron, en cada jornada electoral se ha visto cómo crece el fenómeno de un ritual fotográfico después de pasar por la casilla para votar: los ciudadanos se toman una foto con el dedo pintado, señal de que ejerció su derecho al voto.
Sin embargo, esta facilidad de la tecnología para registrar cada momento de nuestra vida conlleva varios riesgos de seguridad, pues al fotografiar y publicar imágenes de nuestros dedos estamos facilitando que hackers puedan replicar nuestras huellas digitales.
Al igual que un cerrajero puede recrear una llave solo con imágenes de referencia, un hacker especializado y con el software adecuado puede generar réplicas de las huellas digitales. Isao Echizen, del Instituto Nacional de Informática en Japón, ha encabezado una investigación en la que a partir de fotografías se logra reproducir la huella digital. Un experimento que compartió con la BBC consistió en fotografiar a un individuo a tres metros de distancia, con una cámara semiprofesional.
A partir de las imágenes se consiguió la huella digital con casi un cien por ciento de exactitud. En Europa el mismo ejercicio se ha practicado con fotografías de políticos haciendo la señal de paz, con dos dedos levantados, resultando en una copia supuestamente fiel de sus huellas. En días de elección, la gente suele fotografiarse con el dedo pintado, muchas veces tomándose una selfie a menos de un metro de distancia. Pese a la pintura, los trazos naturales de las huellas son visibles.
Además de la posibilidad de reproducir esas huellas para que simulen ser evidencia de contacto con objetos, la copia de las huellas dactilares facilita los accesos que se basan en el sistema donde el usuario coloca su dedo para desbloquear un teléfono celular, abrir áreas restringidas o completar trámites que requieren el contacto de los dedos.
En México, el robo de identidad es un delito que ha estado en incremento durante años (todo el conjunto de delitos creció en un 500% según datos del Senado mexicano entre 2011 y 2015. Tan solo el robo de identidad en cuentas bancarias tuvo un aumento de 20% en la pandemia).