¡Ni una más, ni una menos! es el grito de las mujeres que marcharon en Morelia este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
A partir de las 16:00 horas los contingentes comenzaron a avanzar desde la fuente de Las Tarascas, para continuar sobre la avenida Madero con rumbo al primer cuadro de la ciudad.
Con mantas, cartulinas y pancartas las mujeres hicieron un reclamo para que cese la violencia de la cual son víctimas y que costado vidas humanas. Hijas, hermanas, madres, amigas, primas, compañeras se han ido, algunas no han sido encontradas y otras más no han recibido justicia.
A su paso por la principal avenida de Morelia, las manifestantes hicieron manifiesto la rabia, el dolor y la indignación por cada crimen cometido contra las mujeres: quebraron vidrios y realizaron pintas en muros, pisos y puertas, que fueron testigo del reclamo en común: ni una más, ni una menos.
En el Templo de Las Monjas, un grupo de jóvenes religiosos realizó una barrera humana para proteger el inmueble, pero las participantes de la marcha los pasaron y realizaron algunas pintas en puertas y muros, entre los empujones, gritos y rezos de los creyentes que se apostaron en el lugar.
Al llegar al Palacio Legislativo, algunas manifestantes rompieron cristales y realizaron pintas, al igual que en Palacio de Gobierno, donde se detuvo la marcha.
Varias mujeres subieron a las ventanas del recinto del Poder Ejecutivo estatal e intentaron abrirlas, incluso algunas sufrieron heridas en las manos por romper los cristales.
A pesar de que la violencia contra la mujer es cada vez más visible en la sociedad y las manifestaciones de grupos feministas alcanzan una mayor escala, los asesinatos contra mujeres no han descendido en Michoacán, sino que marcan un repunte en los últimos tres años, ya que en 2019 se registraron 185 hechos de feminicidio u homicidio doloso contra este sector poblacional, en 2020 la cifra ascendió a 252 hechos y en enero de este 2021 ya se cuentan 16 nuevos casos.
De acuerdo con datos históricos de esta casa editorial, en 2019 se registraron en el estado 13 feminicidios y 172 presuntas víctimas de homicidio doloso de mujeres para marcar un total de 185 hechos, mientras que en 2020 las cifras subieron a 23 feminicidios y 229 presuntas víctimas de homicidio doloso de mujeres en un total de 252 hechos.
Estas cifras significan un aumento del 36 por ciento entre ambos años recientes. Así como también significan que, en promedio, 15 mujeres fueron asesinadas al mes en Michoacán durante 2019, y esa cifra aumentó a un promedio de 21 mujeres asesinadas al mes durante 2020.
En lo que va de 2021, únicamente se cuenta con el corte de información hasta enero pasado, que contó un feminicidio y 15 presuntas víctimas de homicidio doloso de mujeres con un total de 16 hechos en el primer mes de este nuevo año.
Si bien esta primera cifra todavía no puede ser representativa del año en curso, ya marca un ligero aumento con respecto al promedio de asesinatos del año 2019 aunque se mantienen por debajo del repunte del 2020.
De forma similar, la ciudad de Morelia ha ido escalando puestos en el listado de las 100 ciudades del país que sumaron mayor cantidad de feminicidios presentado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). En el 2019, la capital michoacana cerró en el puesto número 21 nacional con un total de ocho delitos que recibieron dicha tipificación, mientras que el 2020 concluyó en el puesto número 11 de todo el país con un total de nueve registros de esta clase.
Es importante señalar que, en ambas ocasiones, Morelia ha sido la única localidad michoacana incluida en el listado de los 100 municipios del país con mayor número de feminicidios, lo cual concentra parte de esta problemática en la capital del estado. Si bien únicamente se aumentó un hecho entre 2019 y 2020, este solo elemento resulta significativo en términos de estadísticas y en un contexto en el que la sociedad demanda que se presenten avances en la lucha contra la violencia a la mujer.
Aumenta indignación
El mencionado periodo entre 2019 y 2021 también se ha visto caracterizado por una escalada en las manifestaciones feministas, que tanto en otros puntos del país como en Morelia destacaron por una mayor agresión a edificios históricos y propiedad privadas en los centros históricos donde generalmente tienen lugar las movilizaciones. Además la presente indignación ha aumentado por casos controversiales como los asesinatos de la docente Jessica y la enfermera Citlalli en 2020 en la capital michoacana.
En contraste, algunas autoridades han protagonizado controversias, como es el caso del entonces titular del Ayuntamiento de Morelia, que en 2019 trató de deslindarse del asesinato de dos mujeres registrado en Capula argumentando que las víctimas eran “de fuera” y presuntamente habían consumido sustancias ilegales.
“Se hizo cargo la Fiscalía, nos dieron el aviso en la madrugada, parece que es un asunto según la necropsia que les hicieron, encontraron ahí en la sangre psicotrópicos de todo tipo. Entonces no son de aquí de Capula las mujeres que aquí vinieron a dejar, entonces están investigando a ver de donde son; a ver si son de Morelia, no tenemos reportes de que sean de Morelia, parece que son de fuera. Está investigando la fiscalía”, dijo textualmente Raúl Morón Orozco a finales del 2019.
En respuesta, el diputado Salvador Arvizu Cisneros lamentó lo que consideraba como una falta de interés de las autoridades morelianas.
“Es reprobable que alguien que parece que no se interesa por la seguridad de las mujeres en su municipio, hoy salga a re victimizar a dos mujeres que fueron asesinadas en días pasados. Yo me pregunto si tenemos como primer policía de Morelia a alguien que vela por la seguridad de sus habitantes o a alguien que juzga a los mismos”, expresó el congresista.
En contraste, la titular del Instituto de la Mujer para la Igualdad Sustantiva (Imujeris), María Concepción Torres Zaragoza, ha reconocido de manera más sensible el problema de violencia a la mujer, además de apuntar que se trata de un fenómeno difícil de erradicar porque es histórico y cultual que requiere la atención de diversos sectores de la sociedad.
“Creo que hace falta cambiar la cultura de nuestra gente y eso es muy difícil. Cambiar cultura es una labor titánica porque ni siquiera en nuestros propios espacios, ni siquiera en nuestras instituciones, podemos hablar de que estemos libres de violencia de cualquier tipo, acoso, hostigamiento, palabras. Es una cultura y estamos trabajando en ello, pero no solamente el gobierno tiene la responsabilidad”.