Pásele, pásele, ¿qué le ofrezco? Tenemos jitomates, bien bonitos, cebollas, hay acelgas y espinacas, ¿qué va a llevar?”, invita Gloria Araujo desde su local, en el Mercado Independencia, donde vende verduras frescas.
Una mujer se acerca e inspecciona la mercancía. Pregunta los precios de un par de productos y se decide por las calabacitas y un puñito de chiles, “poquitos, porque están bien caros”.
Y sí, reconoce Gloria Araujo, los chiles serranos subieron casi 100 por ciento en los últimos días. También el aguacate está caro. Se esfuerza por traer para sus clientes productos de buena calidad y costos accesibles, pero la tendencia al alza de los precios es general, como se observa en locales aledaños, donde los oferentes aguardan compradores que no llegan.
“Están bastante subidos los precios, eso no es agradable para la gente, trae el dinero que normalmente ocupa y no alcanza, nosotros también nos vemos afectados porque compramos más caro y no siempre podemos”, explica.
“Está difícil, todo está encareciéndose, en todos lados, ya no haya una qué hacer para comprar lo que se necesita en la casa”, responde la clienta, mientras guarda en una bolsa sus exiguas compras.
Durante la primera quincena de abril la tasa de inflación en México fue de 7.72%, la más alta desde la segunda quincena de enero de 2001, cuando se posicionó el indicador en 7.86%, dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Alimentos, energéticos y servicios turísticos incrementaron sus precios, y entre los alimentos destacan el jitomate, con un aumento quincenal de 16.7%, y el chile serrano, de 15.2%.
La proyección de la población es que los aumentos de precios seguirán, porque “los productores no están sacando mucho y lo que hay lo tienen que vender a precios altos, de lo contrario no salen los gastos que ellos tienen”, explica Gloria Araujo.
Ante esto, la respuesta del consumidor es “quien antes compraba un kilo, ahora se lleva nomás un cuarto, o busca otra cosa más barata”.
“Es que todo está carísimo, y la verdad ya no alcanza, hace un mes hacía la despensa para una semana con mil o mil 500 pesos, ahora me llevo 2 mil 500 pesos, bastante más y eso que sólo llevo lo más necesario, lo que es indispensable en la casa”, detalla Mercedes López, empleada.
México enfrenta la tasa de inflación más elevada en los últimos 21 años, y el aumento al salario que este año se concretó, 22%, se ve pulverizado por el encarecimiento de la canasta básica alimentaria y no alimentaria.
Al recorrer el Mercado Independencia, se puede ver a los clientes buscando los mejores precios, negocios solos y vendedores preocupados; no ayuda que recién terminaron las vacaciones y las personas aún no se recuperan de los gastos, que todavía no es quincena, pero es innegable que la mayor parte de los productos de la canasta básica se han encarecido.
“Nos va más o menos con las ventas, todavía está tranquilo, luego de las vacaciones todavía no se quiere componer la situación, pero sí, casi la mayoría de las cosas está subiendo de precio, la manzana, la papaya, la piña, casi la mayoría, todo anda subiendo, hasta la carne, que está por las nubes”, refiere Antonio de la Torre Ortiz, oferente de frutas.
Si bien no ha disminuido mucho la venta cotidiana, menciona Antonio de la Torre, los clientes se llevan menos cantidad de lo que normalmente compraban.
“Bastante carito que está todo, me gustaba 600 pesos a la semana y ya necesito mil 500 pesos, más del doble”, coincide Elena Romero, empleada.
Esto ha obligado a que “nos apretamos poquito, es lo único que podemos hacer, y más porque creo que van a seguir subiendo los precios y el salario seguirá igual“, expresa.
Mas aún, muchos ya no buscan los mercados, los tianguis y los pequeños negocios, porque la percepción es que en los grandes almacenes las cosas son más económicas.
“Todo esta más caro y la economía no mejora, ya no vendemos lo de antes, el chile guajillo está a más de 120 pesos el kilo; el huevo, el aceite anda súper caro, las sopas para hacer fideos, el azúcar está más o menos, todo subió y en las tiendas grandes, donde los precios son uno o 2 pesos más bajos, la gente prefiere ir y ya no viene con nosotros”, lamenta Abelardo Felipe, quien atiende un puesto de abarrotes.
“Me ha tocado que no quieren el azúcar a 18 pesos el kilo porque está cara, pero en las tiendas grandes la compran a 24 pesos y ni siquiera se quejan; entonces, vendemos menos porque el que se llevaba un kilo ahora nada más compra medio, y porque muchos se van a estos negocios grandes”, reitera.
Las proyecciones de analistas en economía establecen que abril cerrará con una inflación de 7.7% y, de continuar esta situación, el año culminaría con 8%.
“No queda de otra más que echarle ganas”, afirma Abelardo Felipe, mientras espera por clientes para su pequeño negocio de abarrotes.