San Luis Potosí es la única entidad donde Morena no definió candidato. Lo único que anunció Mario Delgado es que allí será una postulante mujer, la séptima para cumplir con el cupo de género. Pero ese estado es una bomba de tiempo para las bases del partido de AMLO, que están muy disconformes con los acuerdos políticos cupulares que desoyen a la militancia local.
La primera batalla de los morenos potosinos fue desplazar a Ricardo Gallardo, una figura demasiado manchada por denuncias de corrupción y demasiado cercano a otros personajes históricamente anti-obradoristas.
En Palacio, sin embargo, se pensó en plantar una candidatura débil para tener una gesto con el Partido Verde, que fiel a su historia se convirtió en un satélite oficialista. Esa ruta no parece estar del todo definida, porque Gallardo sin Morena no la tiene tan fácil ante la alianza PRI-PAN.
Pero otro cabo suelto se sumó en las últimas semanas: José Manuel Carreras buscó a Mario Delgado y al propio AMLO para plantearles una alianza «de facto». El gobernador priista les aseguró que Alito Moreno Cárdenas y Marko Cortés lo estaban dejando a un lado de la sucesión, y que estaba dispuesto a colaborar con Morena.
Su primera opción era un hombre, Leonel Serrato, pero ahora que se definió que sea una mujer, el gobernador empuja a Mónica Liliana Rangel Martínez, quien hasta hace unos días encabezaba la Secretaría de Salud de San Luis Potosí.
«Mónica es la opción para que transite este pacto entre Carreras y Morena. Se garantiza el apoyo del PRI local, y así ganarle tanto a Gallardo como a la alianza entre Marko y Alito», explicó uno de los operadores de la 4T que se entusiasma con este acuerdo PRIMOR.
Pero hay otra precandidata inscripta que tiene buenas chances: Paloma Rachel Aguilar Correa, ex asistente de López Obrador. La funcionaria del SAT fue señalada por nepotismo, al designar a su pareja, amigos y parientes al frente de diferentes áreas del organismo.