Analistas reconocen que desde su fundación, el partido ha ido sumando confrontaciones entre corrientes, pero la mayor de sus batallas será definir al posible sucesor del presidente López Obrador.
Ahora que ya se dio el banderazo de salida para la carrera presidencial, el presidente Andrés Manuel López Obrador se acerca a la que será la mayor de sus batallas: la definición de quién será el candidato que garantice la continuidad de la autollamada cuarta transformación.
A diferencia del PRI, que solía disciplinarse, o de PAN, que buscaba un método democrático para elegir a su candidato, en Morena se prevén “encontronazos”, fuego amigo y guerra sucia entre los grupos con tal de conseguir la nominación para ser el segundo candidato presidencial en la historia del partido.
“Morena no está nada institucionalizado, es un conglomerado de grupos, de intereses; básicamente, lo único que los amalgama y quien los mantiene juntos es Andrés Manuel López Obrador. Entonces, en ese contexto, es difícil imaginar que se pudieran poner de acuerdo en Morena de a quién nombrar como candidato”
“La falta de institucionalidad es nuestro principal problema, reglas claras y además un sistema de impartición de justicia mucho más sólido que debemos de tener para que los derechos se garanticen y al mismo tiempo las medidas disciplinarias cobren fuerza”, dijo Cuéllar días antes de dejar la presidencia del partido.
Durante el proceso electoral de 2020-2021, Morena se convirtió en el partido más impugnado y en su mayoría fue por recursos interpuestos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de los propios morenistas.
De los 5,755 recursos que llegaron al órgano electoral, ese partido recibió el 83% de las impugnaciones.
“Es un movimiento muy disímbolo en su interior y que no está bien institucionalizado; no tiene reglas del juego claras, que no dependan de las personas. Me parecería delicado dejarle a una organización con estas características decidir el candidato, porque eso podría terminar en enfrentamientos entre los diferentes grupos y facciones que componen a Morena”, agrega Heredia.
Quizá por eso, fue el propio López Obrador quien puso sobre la mesa las posibles opciones para sucederlo a partir de noviembre de 2024 y hasta dio nombres:
- Marcelo Ebrard (secretario de Relaciones Exteriores),
- Claudia Sheinbaum (jefa de Gobierno de la Ciudad de México),
- Esteban Moctezuma (Embajador de México en Estados Unidos),
- Juan Ramón de la Fuente (representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas),
- Tatiana Clouthier (secretaria de Economía) y
- Rocío Nahle (secretaria de Energía).
En su selecta lista, no incluyó al morenista que ha sido coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República: Ricardo Monreal.
El legislador, además de asegurar que se trata de un listado no excluyente, confirmó su intención de buscar la candidatura a la Presidencia de la República.
Dado el banderazo de salida, otro de los morenistas, que hasta hace poco no había reconocido su interés de competir por la presidencia, se reunió con colaboradores y amigos para hablar del plan 2024: Marcelo Ebrard.
El canciller aseguró que pidió a sus colaboradores a evitar la guerra sucia contra los otros posibles competidores.
“En primer lugar, les dije: hay que agradecer al presidente que nos tome en cuenta. En segundo lugar, faltan dos años y medio. Dediquémonos a trabajar, seamos eficientes, respetemos a los demás, actuemos en función de eso, no perdamos la concentración en lo que estamos haciendo, seamos consistentes, perseverantes y leales”, aseguró el secretario.
Pero aunque el también exjefe de Gobierno pidió respetar a los demás, politólogos aseguran que entre morenistas habrá fuego amigo y de hecho, consideran que ya lo hubo y así lo demuestran los señalamientos contra Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum por la línea 12 y las derrotas que se dieron en seis alcaldías de la capital del país.
Las peleas en Morena llevan un rato, obviamente lo hacen por debajo de la mesa, pero claro que hay disputas”
“Ahora ya hay cargadas, al menos en gritos y en vítores, en reuniones y quizás hasta división entre los grupos de seguidores de uno y otro”
“Lo primero que van a tener que hacer es convencer al interior del partido y a las diferentes facciones, que ellos el mejor perfil para ser el candidato y también al presidente de la República de que son el idóneo para continuar con su gobierno y proyecto de nación”,
Pero esa tarea se antoja complicada porque si bien no hay tribus al interior de Morena, sí existen diversos grupos políticos, dos claramente identificados: los puros o ideológicos, que estarían con Claudia Sheinbaum, y los moderados o pragmáticos, más cercanos a Ebrard.
Si bien Sheibaum no se ha destapado, en las últimas semanas la han acompañado gritos de ¡presidenta, presidenta! Tanto en el festejo por los tres años del triunfo de Morena, como en algunos recorridos que ha realizado por la capital del país.
Aun faltan 35 meses para la jornada electoral de junio de 2024 y los bandos se han ido manifestando a favor de uno u otro.
El día en que Morena festejaba el tercer aniversario por el triunfo por el presidente López Obrador además de los gritos de presidenta para Sheinbaum, hubo rechiflas para Mario Delgado y uno de los ausentes al festejo fue Marcelo Ebrard, quien se encontraba fuera del país.
Por esas rechiflas, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ), emitió un pronunciamiento en el que condenó la conducta de los morenistas porque «muestran un espíritu contrario a los principios democráticos y de unidad».