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«Me sorprende el nivel de confrontación de AMLO con la prensa y su falta de voluntad a dialogar»

Cuauhtémoc Cárdenas viene de publicar su último libro «Por una democracia progresista», texto en el cual el ex candidato a la Presidencia y ex Jefe de Gobierno de la Ciudad de México traza un recorrido histórico para exponer elementos de contexto, figuras y teorías sobre las aristas inconclusas del proceso revolucionario iniciado en el país en 1910.

Cárdenas, con sus aciertos y reveses, es una figura ineludible de la transición democrática en México y un actor central de la política de finales del siglo XX.

Analiza diversos aspectos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se pronuncia sobre su polémica de los días recientes con periodistas críticos y cuestiona la falta de oferta electoral en los partidos de oposición.

En el libro usted plantea al socialismo como fase superadora de la Revolución, aunque no hay una conclusión unánime sobre cómo hubiera sido ese sistema. Señala que, según lo que ha podido conocer y conversar, hubiera sido un modelo de respeto de libertades, de amplias garantías y con el Estado en un rol de gran regulador de la economía. Viniendo al presente, ¿No es algo así lo que propone Andrés Manuel López Obrador?¿La reforma eléctrica no va en ese sentido?

Primero, no sabemos qué se va a aprobar de la reforma eléctrica, solo una iniciativa dice el presidente que se va a modificar antes de su aprobación definitiva. Yo actualmente no veo una intervención enérgica del Estado para regular la economía para que haya una competencia más equitativa, para desconcentrar la riqueza. Tampoco veo una intervención para inducir ciertas actividades.

No veo en la 4T una intervención enérgica del Estado para regular la economía para que haya una competencia más equitativa, para desconcentrar la riqueza.

Usted también señala que la militarización de la seguridad ha fracasado, ¿Cuál sería el modelo?

Primero, creo que la acción policíaca la ha signado la Constitución a mandos civiles. Segundo, el uso más intensivo de las Fuerzas Armadas para cuestiones de seguridad se empezó a desarrollar en los primeros años de este siglo, y los resultados han sido insatisfactorios. Ha crecido la delincuencia, el crimen ha ganado territorios, municipios, regiones, etc. Entonces quiere decir que tenemos que buscar otras formas de combatir a la delincuencia. Esto no solo es de México. El deterioro social eleva la delincuencia, la caída del salario, la falta de empleo. La carencia de oportunidades eleva la delincuencia.

O sea mejorar, el contexto más que el instrumento para aplicar la ley.

Sí, pero además hace falta incorporar a sectores por fuera del Estado, organizaciones civiles, actores sociales, universidades, hacer un acuerdo amplio para establecer políticas, asignaciones de recursos, objetivos y luego evaluar. Esto falta y no es fácil de plantear porque es muy diferente lo que sucede en cada ciudad y en cada estado.

Usted en el libro también menciona la falta de una gran reforma fiscal.

A todos los países y a todos los estados les cuesta cobrar impuestos y decir quién los tiene que pagar. Ahora, creo que si queremos que México cuente con los recursos necesarios para el desarrollo, hace falta entender que no alcanza solo con «cobrar mejor». Se necesita además una gran reforma para tomar más recursos de donde hay grandes ingresos y luego hacer mejores compromisos públicos sobre el destino de ese gasto, que no sea solo para aumentar reservas. Aquí lo que importa es que haya más escuelas, más infraestructura y más industria.

¿Cómo ve la política exterior del Gobierno?

He visto declaraciones en distintos momentos que dicen que el Gobierno se apegara a la política tradicional de México hacia el exterior, o sea, no intromisiones, llamado a la paz, etc. Y este Gobierno va en esa línea. Por otro lado, no veo una actividad más intensa de acercamiento con América Latina, hay algo de trabajo hacia América Central, un programa para plantar arboles, pero fuera de eso no veo coincidencias más allá de ciertas declaraciones conjuntas con el presidente de Argentina. Veo falta de acción y de objetivos.

¿Y la relación con Estados Unidos?

La veo estable, no veo grandes conflictos más allá de la parte migratoria. El Gobierno mexicano ha aceptado que aquí se queden los migrantes que pretenden avanzar hacia EU y eso ha generado tensión en las entidades fronterizas.

Hace falta una actividad más intensa de acercamiento con América Latina. Hay algo de trabajo hacia América Central, un programa para plantar arboles, pero fuera de eso no veo muchas coincidencias. Veo falta de acción y de objetivos.

¿Hay diferencias para el Gobierno entre la administración de Donald Trump y Joe Biden?

Puede decirse que López Obrador la ha llevado bien con los dos.

¿Por qué en el escenario electoral mexicano no hay una opción consolidada de centro-izquierda democrática y pro-mercado, algo similar al PSOE español? ¿Por qué entiende que Morena mantiene esa hegemonía?

El resultado electoral del 2018 prácticamente anuló a las oposiciones. Los tres partidos más importantes quedaron aplastados por Morena en esa elección. Por otro lado, en la vida política actual ningún partido está presentando un proyecto de país, ni PRI ni PAN ni PRD traen una idea de nación, un modelo económico. Esa ausencia de propuestas alcanza a todas las fuerzas opositoras.

¿Le sorprende la pelea de López Obrador con la prensa? 

A muchos nos sorprende por el nivel de confrontación. Hay muchas cuestiones que se podrían resolver abriendo la posibilidad de un diálogo, pero ha faltado esa voluntad.

A muchos nos sorprende por el nivel de confrontación. Hay muchas cuestiones que se podrían resolver abriendo la posibilidad de un diálogo, pero ha faltado esa voluntad.

López Obrador suele decir que el error de Lázaro Cárdenas en su sucesión presidencial fue elegir a un moderado, que eso impidió que se profundicen las bases transformadoras de su sexenio, ¿Usted qué opina?

Yo creo que eran otras épocas. Las decisiones del presidente respecto a su sucesión eran incuestionables pero, a diferencia de momentos posteriores, los actores políticos tomaban posiciones abiertas y públicas. Diputados, gobernadores y miembros del gabinete se pronunciaban. En la sucesión de mi padre se pedía un año previo para separarse del cargo y competir por la presidencia. En esa época salieron del gabinete dos personas y otro ex miembro del gabinete y además un general que se separó para ser candidato. Los dos candidatos del gabinete era uno, el Secretario de la Defensa Manuel Ávila Camacho y el otro, un ex gobernador de Michoacán, Francisco José Múgica, muy cercano en los afectos de mi padre.

En relación a los dos se pronunciaron diputados, senadores centrales obreras, o sea, todas las fuerzas políticas se pronunciaban más en favor de Ávila Camacho, este tenía más apoyos de los que tenia Múgica a pesar de que este era mas cercano a mi padre.

Y hubo dos temas adicionales. Había que preservar la expropiación petrolera y ya estaba la Guerra Mundial, y esos fueron factores que favorecieron a Ávila Camacho.

¿Y la sucesión de López Obrador en 2024?

Quiero pensar que va a dejar que se expresen las fuerzas de Morena. Ahora, a ver si no hay una autocensura de esas fuerzas para no manifestarse (risas).

¿Se lleva bien con López Obrador?

Hace tiempo que no lo veo, la ultima vez fue en noviembre que estuvimos en un recorrido por Sonora, tengo una buena relación con él.

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