Descartó que el exgobernador sea rechazado como embajador en ese país y prevé que será cuestión de días que se reciba el beneplácito.
A pesar de las tensiones y críticas que han surgido desde Palacio Nacional contra el gobierno y empresas privadas españolas, Andrés Manuel López Obrador aseguró que el ex gobernador Quirino Ordaz no tendrá trabas para ser nombrado embajador de dicho país.
«Es un proceso, tarda, pero no ha habido ninguna notificación del gobierno de España de que no acepten a Quirino Ordaz como embajador. Yo creo que ya en unos días más se va a dar el beneplácito, no hay ningún motivo para que no se acepte», dijo López Obrador al ser cuestionado al respecto durante su conferencia matutina de este miércoles.
Como explicó anteriormente LPO, se preveía que el gobierno español no daría una respuesta pronta a este nombramiento, eso, como una forma de mostrar su descontento por las críticas de López Obrador, sin embargo, también sonó fuerte, dentro del círculo diplomático también se hizo presente la salida de unaserie de reportes de la representación de la inteligencia española en México (Centro Nacional de Inteligencia, CNI) en los cuáles se da cuenta del rol de Ordaz en las irregularidades electorales que tuvieron lugar en Sinaloa en la elección de junio donde ganó Morena (personas secuestradas durante horas, extorsiones y violencia política).
No obstante, el mandatario mexicano se mantiene optimista. Incluso aseguró que considerar que este puesto esté en riesgo es parte de un «deseo» de la oposición: «Quisieran que nos rechazaran nuestra propuesta, que hubiese pleito con el gobierno español, pero no, están bien nuestras relaciones», dijo sobre esta propuesta realizada desde hace ya cuatro meses, sin tener hasta el momento una notificación del gobierno de Pedro Sánchez.
A pesar de asegurar que hay buenas relaciones, también reconoció las tensiones, por ejemplo, ante la negativa de ofrecer una disculpa a los pueblos originarios por la conquista. Explicó que con esto se buscaba la «reconciliación»
El otro punto de fricción ha sido en torno al sector privado español y su participación en la reforma eléctrica: «Las empresas españolas hacían lo que querían, nos veían como tierra de conquista, se llevó a cabo una especie de segunda conquista; entonces, eso ya no se permite. No aceptamos y creo que el pueblo español nos entiende bien, creo que no aceptarían que empresas de otros países llegaran a saquear como sucedió durante el gobierno de Fox, Calderón y Peña Nieto», agregó.
