Este fin de semana tuvo lugar una reunión convocada por la dirigencia estatal de Morena en Tlaxcala, presidida por la candidata a la gubernatura en 2021.
Contra lo que esperaban los consejeros nacionales y estatales morenistas, Lorena Cuéllar presentó la lista de postulaciones a diputaciones al Congreso local, lo cual desató la furia de las distintas fracciones del partido.
Si para Mario Delgado llegar a un acuerdo de coalición a nivel nacional con el PT y el Partido Verde fue complicado, en Tlaxcala no ha sido fácil para la Coordinadora Estatal de la 4T mantener la unidad.
Para empezar, en su propio partido, donde la senadora Ana Lilia Rivera y la empresaria poblana Dulce María Silva insisten en reponer el proceso de selección de la candidatura a la gubernatura, a base de una encuesta.
No sólo eso. De acuerdo con operadores de ambos equipos, Cuéllar Cisneros ya las desplazó de la Coordinación Estatal, y también tomó el control de los aspirantes a legisladores en Tlaxcala.
Es conocido que un grupo importante de militantes que se organizó para postular al recién fallecido senador Joel Molina se encolumnó detrás de la candidatura de Silva Hernández, y otro más se fue por la libre.
Precisamente estos grupos, más los que comanda Rivera Rivera, soltaron el grito en el cielo cuando se vieron desplazados de los distritos electorales repartidos en la coalición, sumando a actores leales a Lorena Cuéllar, ya sea por el Verde o el PT (con los que aún no se sentía cómoda la militancia tlaxcalteca), y ocupando sitios que ya estaban anotados.
«Lorena volteó bandera, y nadie lo veía venir», resume un morenista a LPO, quien anticipó que la siguiente semana seguirán en pláticas.
Pese a que en Tlaxcala la marca Morena ganaría por sí sola las votaciones del próximo año, los morenistas saben que de no operar la estructura partidista podría ponerse en riesgo la elección.
Y con ello amenazan a su coordinadora, quien los convocó para afinar los detalles de los distintos apoyos, pero el contenido de la reunión fue otro; de nuevo, para sorpresa de los consejeros. Y, para colmo, sin operación cicatriz.
Pues que fuese su candidata ya empezaba a digerirse como un hecho consumado. Aunque no sería el primer estado donde ocurra una incipiente rebelión de la base morenista contra las distintas dirigencias, es el caso de Baja California contra Jaime Bonilla y el de Nuevo León contra Clara Luz Flores.