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‘No nos es lícito hacer la guerra en nombre de Dios’, señala el papa Francisco

El pontífice se despidió ayer de Irak, después de tres días de su histórica visita

BAGDAD. IRK.- Ayer, a pocos metros de la mezquita donde comenzó el régimen de sangre del Estado Islámico (EI), en la plaza de las cuatro iglesias de una ciudad todavía en ruinas en la que apenas queda una docena de familias cristianas, el Papa rezó ante una cruz cristiana. “Si Dios es el Dios de la vida –y lo es– a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre. Si Dios es el Dios de la paz –y lo es– a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre”, comenzó en una oración inimaginable hace pocos años.

Francisco, rodeado de edificios devastados tras la liberación de la ciudad, rezó por las víctimas y recordó la sangre con la que el EI sembró los últimos años de historia en este lugar. La organización terrorista prometió invadir Roma. Pero finalmente ha sido su monarca quien ha volado hasta aquí para acompañar a sus víctimas.

“En Mosul las trágicas consecuencias de la guerra y de la hostilidad son demasiado evidentes. Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan inhumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas desalojadas por la fuerza o asesinadas. Hoy, a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra. Esta convicción habla con voz más elocuente que la voz del odio y de la violencia; y nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”.

El tercer y último día de la histórica visita del Papa a Irak estuvo dedicado a aportar consuelo a las minorías cristianas de la región, perseguidas y obligadas a marcharse por el Estado Islámico. En 2013 había unos 1.4 millones de cristianos en el país y actualmente oscilan entre 200 mil y 300 mil. Sólo el 50 por ciento de los que huyeron durante la invasión yihadista han vuelto a sus casas en Irak.

Francisco se despidió ayer de Irak, después de tres días de visita, con una misa multitudinaria ante 10 mil personas en Erbil, la capital del Kurdistán, tras la cual pidió unidad “para un futuro de paz” en el país.

“Irak permanecerá siempre conmigo, en mi corazón. Les pido a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas, que trabajen juntos en unidad por un futuro de paz y prosperidad que no discrimine ni deje atrás a nadie”, dijo en su mensaje final, que fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los asistentes.

Y aseguró sus oraciones por este “amado país” y, en particular, por “los miembros de las distintas comunidades religiosas”.

Francisco recordó en su mensaje “a los cristianos de las distintas confesiones, muchos de los cuales aquí han derramado su sangre sobre el mismo suelo”.

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