En momentos en que entramos al proceso electoral de 2022, cuando se renovarán seis gubernaturas, las cosas no pintan bien para la oposición política
El vacío de varios panistas de la cúpula al dirigente nacional Marko Cortés, evidencia las dos cosas más graves que le ocurren en este momento al principal partido de oposición en el país.
Por un lado su dirigencia ha perdido el liderazgo y el rumbo del partido, justo en momentos en que el panismo debiera ser el ancla de la alianza opositora.
Y por el otro las divisiones internas y la pérdida de confianza hacia quien encabeza el CEN confirma la desunión que afecta en estos momentos al blanquiazul.
Marko Cortés no ha podido entusiasmar al panismo en su reciente reelección, en la que no logró transmitir la existencia de un nuevo proyecto partidista que apunte a fortalecer y renovar al PAN para convertirse en la verdadera opción opositora que pueda capitalizar y dar cauce al descontento que existe contra el gobierno de López Obrador en un sector importante de los mexicanos, que no encuentran hasta ahora un verdadero contrapeso y equilibrio al desbordado poder presidencial y al crecimiento de Morena, y que no ven opciones reales para dirigir su voto de descontento hacia el actual gobierno.
Los desaires de figuras como el senador Damián Zepeda, exdirigente nacional panista; del exgobernador de Querétaro, Francisco Domínguez; de la exdiputada Adriana Dávila; del exsenador Roberto Gil Zuarth; del senador Gustavo Madero, y del exaspirante a la dirigencia nacional, Gerardo Priego, al negarse todos ellos a aceptar el ofrecimiento de cargos como “delegados del CEN” en estados donde habrá elecciones de gobernador de 2022.
Lo que les hizo Marko Cortés, dejan muy claro que la mayoría de los liderazgos panistas no quieren apoyar ni asociarse con la imagen del actual dirigente nacional y prefirieron rechazar los cargos para coordinar las elecciones estatales del próximo año.
El rechazo de varios de ellos, que no solo se negaron a aceptar el nombramiento que les ofreció Marko, sino que además cuestionaron la forma “burda y torpe” en la que su dirigente nacional decidió y anunció los nombramientos en un comunicado de prensa, sin antes haberles consultado a ellos.
Se dejó en claro que a Marko Cortés prácticamente le hicieron el vacío y le volvieron a reprochar su falta de formas y de liderazgo.
“Increíble el CEN del PAN. Sin diálogo previo anuncia cargos para quienes hemos difundido una opinión distinta. Infantil, cero política, pura imagen.
«Yo ayudaré al PAN siempre, en todo el país y en todas las campañas, pero no formaré parte de un CEN que no comparto”, publicó ayer en su Twitter el senador Damián Zepeda, exdirigente nacional panista, en un claro reproche y desprecio a su dirigente.
No seré cómplice de la destrucción del partido ni de la extinción de la democracia y la libertad mexicanas. Urge recuperar la altura, visión y talento”, publicó el exgobernador de Querétaro Francisco Domínguez en una dura crítica al dirigente.
Con el mismo tono de desprecio y crítica se expresaron dos exaspirantes a la dirigencia panista, Adriana Dávila y Gerardo Priego.
La primera respondió a la invitación del dirigente nacional para coordinar Hidalgo: “Fingir convocar a trabajar unidos no es diálogo. La política no admite simulación. Mi trabajo siempre será a favor del PAN, más allá de sus dirigencias”.
Mientras que Priego fue más duro y directo: “Es muy burdo, primero vinieron las ofensas, la prepotencia, la soberbia, las agresiones durante el proceso interno, todas las manipulaciones que hubo y ahora públicamente quiere aparecer como el inclusivo, porque evidentemente no le íbamos a aceptar por las formas y después de todas las ofensas que ha habido, no le íbamos a aceptar ninguno de nosotros”, dijo el ex diputado a quien Marko había nombrado coordinador para la elección de diputados en Jalisco.
Roberto Gil no se había pronunciado anoche, aunque se comentaba en el PAN que también rechazó el nombramiento, mientras que el senador Gustavo Madero dijo en un tuit, que él sí va a apoyar a su partido en Durango, pero tampoco asumirá el cargo de coordinador que le hizo para ese estado el CEN panista.
Marko Cortés no sólo perdió liderazgo y confianza del panismo en esta segunda reelección que al parecer fue más forzada que real; pero además, la poca autoridad que le quedaba en su partido se esfumó después de que, en un golpe de “fuego amigo” que él mismo denunció, le filtraran hace una semana un audio de una reunión interna con el panismo de Aguascalientes, en el que Cortés prácticamente daba por perdidas 5 de las 6 gubernaturas que se renovarán en 2022 y decía que todas las va a ganar Morena, mientras el PAN apenas podría pelear Aguascalientes.
“Se los digo en casa, la única gubernatura que tenemos posibilidades de ganar, reales, auténticas y bien ganada es esta. No hay más. Está muy complicado Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca, ¿qué les cuento?”, dijo el recién reelecto dirigente nacional del PAN en aquella reunión con sus correligionarios de Aguascalientes.
La declaración, que él intentó desmentir diciendo que se trataba de un audio editado, mereció todo tipo de críticas y cuestionamientos de dirigentes, congresistas y gobernadores del PAN que le reclamaron a su dirigente por su derrotismo anticipado.
“Le dije: ‘entonces qué andas haciendo buscando la presidencia del partido’. Y me dice: ‘es que se va a perder el 22 y el 24’, o sea adelantó que el 24 también lo iba a perder. Y yo dije: ‘pues qué descaro, qué desfachatez’. Porque en ese momento andaba buscando la reelección, o sea dónde cabe reelegirse a un candidato, digo a un presidente con esta visión de derrota”, dijo el gobernador Martín Orozco, de Aguascalientes, a quién Cortés le contestó en un tuit acusándolo de mentir sobre la plática que ambos tuvieron en su estado el pasado 3 de noviembre.
“Lo sostengo de frente a quien sea, que él me dijo en mi oficina [de Palacio de Gobierno] que ve un panorama complicado, con lo cual yo difiero”, insistió Orozco Sandoval.
Así es que en momentos en que entramos ya al proceso electoral de 2022 en donde se renuevan 6 gubernaturas, en la antesala de las elecciones de 2023 en el Estado de México y la ya abierta sucesión presidencial, las cosas no pintan bien para la oposición política en México.
Si el PAN, que es el partido que se supone más sólido de los opositores, que es la cabeza de la Alianza Opositora con un PRI disminuido y dividido, con un PRD que ya no es lo que fue y un MC que no se convence de sumarse al bloque opositor, entonces significa que el avance de Morena el próximo año le dará para lograr ya 22 gubernaturas del país, es decir que gobernará a las dos terceras partes de las entidades federativas.
Y sin oposiciones que le hagan sombra ni contrapeso, el partido oficial, con todo y sus inconsistencias, pleitos y divisiones internas, le dará al presidente López Obrador para cumplir con su objetivo de garantizar la continuidad de su movimiento político en 2024 y dejar a su sucesora (o sucesor) en la Presidencia de la República.
Es decir, que con un PAN debilitado, dividido y su líder nacional abandonado y desairado por los liderazgos de su partido, la 4T y Andrés Manuel tendrán prácticamente el camino libre para instaurar un nuevo régimen que se quedará al menos por un sexenio más conduciendo al país, con todo lo que eso signifique.