A siete días de haber caído al agua y no saber nada de ellos, los operativos de rescate de Miguel y su hija no han cesado. Pescadores, buzos, habitantes… todos colaboran en los trabajos.
Una veladora encendida en la orilla del muelle de Puacuaro, en el municipio de Erongarícuaro, desde el domingo por la noche, cuando Miguel y Ginebra fueron reportados como desaparecidos en el Lago de Pátzcuaro, es un símbolo de esperanza para encontrar sus cuerpos.
En La Playita, donde se reúnen los pescadores y han permanecido los familiares de Miguel y Ginebra, se percibe un ambiente de incertidumbre, de tristeza, pero también de solidaridad de quienes han llevado víveres, cobijas, agua y aditamentos para el rescate del papá y su hija.
A siete días de haber caído al agua y no saber nada de ellos, los operativos de rescate no han cesado, en la orilla del lago en el lugar conocido como La Playita o el Toro, los pescadores toman un receso para consumir alimentos, que les sirven las mujeres y coordinan la mesa de alimentos, donde se pueden ver ollas, cazuelas, platos, vasos, cucharas, botellas de agua y refresco, ya que, desde temprana hora salieron al lago, para encontrar a Miguel y Ginebra, sin embargo, todos los esfuerzos han sido en vano, no han recuperado los cuerpos.
El aire empieza a “pegar” con más fuerza, los pescadores la mayoría se queda en sus lanchas y canoas, comiendo de los platos de unicel, toman un respiro, platican entre ellos, la cara de preocupación e impotencia se les nota, ya son días que salen a buscar al papá y su hija que cayeron al lago el pasado domingo por la tarde, toman agua y algunos refrescos, descansan un poco más y empiezan nuevamente a organizarse para salir nuevamente a la búsqueda entre el agua del lago de Pátzcuaro.
¿Vamos a salir otra vez pá? Preguntó un joven a su papá que se encontraba arriba de una de las lanchas, junto al muelle, “sí” fue su respuesta y empezaron a subir a la lancha junto con otros pescadores, entre todos llevaron consigo las púas de alambre que enrollaron en una estructura de metal y en medio le colocaron un pesado tubo de metal, así cada lancha fue zarpando y colocándose en fila, cada pescador en su canoa lleva consigo una vara de carrizo en la punta que meten al lago le enredaron también alambre de púas, así, sincronizados en sus movimientos empieza con la búsqueda, sin embargo, no han encontrado los cuerpos de Miguel y de Ginebra.