Pareciera que solo lo superficial es lo que te hace popular…Y que lo popular justifica la mala política. Así no se puede, ni se debe gobernar.
Janus Korczak
¿No les parece que nos encontramos cada vez más abiertamente en manos de vedettes?
Y nada hacen estos por esconderlo ni nosotros por evitarlo; todo lo contrario.
En lo político estamos siendo apabullados por la vacuidad de las propuestas, la inmediatez de la respuesta, el estribillo o la frase más pegajosa.
Por ello, Samuel García se comporta como lo hace y eso lleva a que sea popular; Ricardo Salinas Pliego dice lo que dice y eso lo hace popular; Félix Salgado Macedonio ataca de forma burda a las instituciones del Estado y sigue siendo popular; Epigmenio Ibarra puede ser un hipócrita y es popular.
Pero quien corona la lista de lo popular y superficial es López Obrador: acomplejado y rencoroso pero, por ahora, ampliamente popular.
Por actores insertos en la vida política debemos entender a los que a eso se dedican, a los que aspiran a serlo y a los que intervienen en ello desde una posición de influencia.
Ahora bien, lo descrito anteriormente tiene obviamente múltiples raíces, tal vez la principal es que se ha perdido de vista lo primero que hay que tomar en cuenta: lo sustantivo en la esfera pública.
Por supuesto que la distorsión no es de ahora, viene de mucho tiempo atrás. Pero en estos momentos políticos, contamos con muchos personajes bastante superficiales que acaparan el escenario.
Samuel García
Empecemos con Samuel. Sus redes sociales permiten constatar que se trata de alguien seguido / popular en las mismas. Una vez que se conocen sus contenidos, no obstante, nos encontramos que muchos son de corte misógino y alejados de la realidad —ciertamente la realidad de la mayoría de la población—. El individuo es superficial, rayando en frívolo.
Salinas Pliego
En el caso de Salinas Pliego, además de incumplir con la ley y las disposiciones un día sí y otro también, le encanta polemizar en redes, llevar la contra y pelearse por el pretexto más nimio o sin él. Solo así se puede entender uno de sus últimos tuits donde invita a desaparecer el INE, como si desconociera el valor de dicha institución. Las respuestas a su propuesta incendiaron los de por sí caldeados ánimos. El mal está hecho.
Algunos consideran que se siente Donald Trump, buscando la silla presidencial en el 2024. Va por buen camino, el magnate gringo tampoco pagaba impuestos… Afortunadamente ni el gobierno ni el INE se prestaron al juego.
Félix Salgado Macedonio
Félix Salgado lleva una vida haciendo desfiguros y ahora que el Instituto Electoral le retira la candidatura reincide torpedeando de mala manera a ese órgano. Más allá de las serias acusaciones que penden sobre él y que le debieran impedir contender por un cargo público, argumenta no haber realizado precampaña cuando que todos lo vimos haciendo proselitismo a su favor.
Epigmenio Ibarra
Epigmenio Ibarra es de los personajes más populares y superficiales de las redes sociales que se insertan en la política y en el debate político del país. Solo así se puede entender que llamó a pase de lista por los estudiantes de Ayotzinapa todo el tiempo que Andrés Manuel estuvo en campaña; pero hoy que la cifra sobrepasa a los 200,000 muertos por la pandemia y más de 65,000 muertos por la violencia, se acabaron los pases de lista y afloran los créditos para Argos (conformada por él junto con Televisa y Carlos Slim; estos dos últimos socios mayoritarios de la empresa).
AMLO
El más popular de los políticos de esta temporada es, sin lugar a dudas, AMLO. Las frases pegajosas, de pronta memoria; su protesta perenne y acusación selectiva e inmediata —sin nunca mediar prueba alguna.
Lo grave de su superficialidad es que así encara los problemas de México. Para él sacar petróleo es hacer un hoyito, gobernar no tiene mayor ciencia, apuesta por la división y siempre tendrá otras cifras para justificar la ineficacia al gobernar.
Con este panorama se esboza el deprimente estado de la política en México; pareciera que solo es lo superficial lo que te hace popular, y que lo popular justifica la mala política. Mas así no se puede ni se debe gobernar.