Las autoridades investigan si los tres hombres son responsables de robos similares cometidos en otros municipios
Tres de los cuatro presuntos responsables de haber robado la escultura de bronce del astronauta José Hernández Moreno fueron detenidos en Zinacantepec.
El presidente municipal de Zinacantepec, José Gustavo Vargas Cruz, confirmó que los hombres, de entre 35 y 40 años son originarios de Francisco Tlalcilalcalpan.
Apuntó a que se investiga si los tres hombres son responsables de robos similares cometidos en municipios aledaños.
Explicó que los detenidos viajaban a bordo de una camioneta y arribaron a la plaza con una esmeriladora con la que cortaron la estatua.
Sin embargo, señaló que pese a la detención, aún falta otra persona quien, presuntamente, tendría en su poder la estatua.
Hasta el momento la estatua no ha sido localizada y se desconoce su estado.
La estatua en honor al astronauta mexicano se encontraba en la Plaza Estado de México ‘Grandes Valores’ desde 2015, cuando fue develada por el entonces gobernador Eruviel Ávila.
El Instituto Municipal de Cultura Física y Deporte de Zinacantepec condenó el robo, que se registró la madrugada del 26 de junio, e informó de la presentación de una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) contra quien resulte responsable.
Confiamos en que las autoridades correspondientes harán su labor a fin de dar seguimiento a este acto reprobable que lleve a la captura de los responsables y hacer justicia”, dijo el Instituto en un comunicado.
El astronauta José Hernández lamentó el robo de la estatua en su honor, sobre todo porque a su juicio no la robaron por ser fans de él sino por el material con el que está hecha y consideró que la verdadera falta de respeto es hacia el artista que creó la estatua.
Sin embargo, expuso que la figura no es de bronce sólido, por lo que apuntó “no creo que valga la pena el riesgo”.
“Durante los meses en California, primero empezaba en la cosecha de fresas; luego íbamos a la cosecha de lechuga y luego al norte de California iniciamos con la cereza, pepino, durazno, pera, jitomate, y luego la uva”, indicó.
Tras recordar que era un trabajo pesado, no dejó de señalar que fue una etapa que disfrutó. “Sí, ahora viéndolo, es una vida muy difícil, pero estando ahí, para mí fue una niñez muy bonita. Disfrutábamos mucho conviviendo con la familia”.
Tras preguntarle cómo fue que se decidió a estudiar, contó una anécdota:
“Un día que terminábamos de trabajar en el campo, mis hermanos y yo estábamos muy sucios, sudados. Íbamos en una camioneta los cuatro niños sentados en el asiento de atrás, cuando mi papá nos pregunta cómo nos sentíamos.
Yo le contesté, de mala manera que me sentía ‘cansado, que cómo quería que nos sintiéramos’, entonces, mi padre me respondió “qué bien, recuerden esta sensación, porque ustedes ahora tienen el futuro en sus manos.
Yo no te voy a forzar a ir a la escuela, pero recuerda, ¿qué va a ser tu vida sin estudio? Bienvenido a tu futuro, este es tu futuro”, le indicó. Su padre, Salvador, fue su gran impulsor.
“Los mexicanos somos buenos para los números”
Señaló que el motivo que le orilló a estudiar ingeniería fue que le encontró el gusto a las matemáticas, algo que, señala, lo tienen todos los mexicanos. “Nosotros los mexicanos somos buenos para los números. Entonces estoy muy orgulloso de mis raíces.”
En segundo grado, además, reconoció su vocación para la ingeniería. “Estaba en segundo grado cuando iba a ir a regresar a La Piedad. Sin embargo, quien era mi profesora, acudió a mi casa y habló con mis papás. Ella le dijo ‘ustedes necesitan quedarse en un solo lugar, y sus hijos necesitan quedarse en la escuela, pues son muy inteligentes. Así decidimos quedarnos en California, y es cuando agarró tracción nuestro proceso educativo”, indicó.
“Yo me interesé en ser astronauta cuando tenía 10 años, viendo la última expedición Apolo. Viendo caminar a los astronautas, eso me enganchó”, señaló.
Hizo estudios de ingeniería eléctrica en la Universidad del Pacífico, posteriormente hizo una maestría en ciencias en ingeniería eléctrica en la Universidad de California en Santa Bárbara.
El destacado mexicano, contó una anécdota, misma que cataloga como “su receta”.
“La receta que yo ocupo para la vida, misma que un día me contó mi padre, cuenta con cinco ingredientes: primero, decidir qué es lo que quieres; segundo, reconocer qué tan lejos estás de lo que quieres; en tercer orden, trazar un mapa o ruta; en cuarto punto, la educación, que es tu principal herramienta para hacer lo que quieres; y, por último, echarle ganas a lo que vayas a hacer”.