Comúnmente, los servicios básicos son segmentados, para la población de acuerdo a sus ingresos o condiciones sociales, los niños de bajos ingresos no cuentan con los mismos servicios de salud o la misma calidad de educación a la que pueden acceder con mayores ingresos.
Esta lamentable segmentación sea hecha aún más notoria, mientras se atraviesa por la pandemia que ha ocasionado el virus SARS-CoV2.
Por eso , la pregunta de alguno expertos, radica en cómo salvar a una generación de aproximadamente 300 millones de jóvenes repartidos por toda la región de América Latina y el Caribe, y que en su mayoría, hacen parte de la Generación Z o posmilenials, y que tal vez podrían ser considerados como la Generación Covid, pues el virus afecto en gran medida su año escolar en curso, algunos incluso se vieron obligados a abandonarlos por la situación de pobreza en la que viven y la que el COVID agudizo aún más.
La inversión en capital humano a través de la educación, es sin duda la clave, para salvar a miles de niños que en un ambiente de normalidad cuentan con servicios básicos de educación, sin acceso a otras disciplinas más avanzadas y que ahora se vieron obligados a abandonar sus estudios por no contar con computadores, internet o accesos a diferentes plataformas para recibir sus clases virtuales.
Lo lamentable en este caso, es que se puede desaprovechar el talento de toda una generación porque el virus les impidió continuar con su aprendizaje, esta vez en modo remoto.
La falta de acceso no solo ha ocasionado que muchos niños abandonen sus clases y pierdan su año escolar, sino que aún mas grave radica en que muchos pueden haber perdida la motivación por el estudio y se han concentrado en otras tareas para ayudar económicamente a sus familias, lo que sin duda representa un algo riesgo de deserción escolar.
En términos académicos, la pandemia deja importantes pérdidas de aprendizaje que podrían traducirse en un mayor incremento hasta ahora visibles desigualdades socioeconómicas.
Por lo anterior, se resalta la necesidad de comenzar a invertir seriamente en capital humano, buscando generar oportunidades reales de formación y aprendizaje que acaben con la segmentación existente.
También, es importante ofrecen alternativas de financiación que brinden una mayor opción, como, por ejemplo, el caso en el que los estudiantes no pagan hasta que han encontrado su primer empleo.
Se estima que la covid-19 ha aumentado el desempleo, por lo que las oportunidades educativas tienen que venir de la mano de oportunidades económicas para que no existen mayores impedimentos.
Además, se debe evaluar lo que el mercado laboral demanda y si los sistemas de formación están cumpliendo con estos requerimientos, pues a simple vista, es notoria la falencia en el campo digital, por lo que es preciso incorporar la tecnología de forma seria y responsable en los procesos de educación y aprendizaje, comenzando por la conectividad para tener la capacidad de brindar a los jóvenes de la región las habilidades necesarias para una verdadera inclusión económica.