Las medidas restrictivas por la pandemia de COVID han provocado que, en el caso de Cinemex, haya tomado la decisión de cerrar sus actividades en todas las sucursales que tiene alrededor del país, aunque por tiempo definido
La pandemia surgida en la ciudad de Wuhan, China, a mediados de diciembre del 2019, marcó el inicio de la debacle del cine en México y en el mundo.
En el caso específico de México, con las restricciones de la Secretaría de Salud en el sentido de evitar lugares públicos, encerrados, con poca ventilación, los cines empezaron a perder clientes, en parte eso, en parte por el miedo que se generó por las muchas noticias que salían de contagiarse por tocar cualquier cosa que otros también hayan tocado, que en el caso de los cines, todo.
Así empezó a bajar el número de visitantes a las salas de cine, que además, en los meses de agosto a octubre, cuando se llegó al pico de la epidemia –de los tantos picos que ha habido–, tuvieron que cerrar temporalmente, medida tomada por la Secretaría de Salud Federal y por los Gobiernos Estatales.
Aunque después de esas medidas restrictivas todos los cines volvieron a abrir, a media capacidad, la gente siguió asustada y/o tomando los cuidados sanitarios muy al pie de la letra.
Todo lo anterior ha provocado que en el caso de Cinemex, hayan tomado la decisión de cerrar sus actividades, en todas las sucursales que tienen alrededor del país, por tiempo definido. En el caso de Cinepolis –menciono estos dos cines por ser los más importantes del país–, aún sigue operando a media o mínima capacidad, con muy pocos estrenos, o proyectando películas antiguas.
Cabe destacar que Hollywood no ha rodado muchas películas, no ha habido suficientes estrenos, por lo que tampoco se le puede pedir demasiado a los cines.
Todo parece indicar que poco le falta a los cines en desaparecer. Ver cómo un recuerdo nostálgico acudir los miércoles de dos por uno, los sábados ir a ver una película y luego irse de antro o a los tacos o los domingos familiares con filas interminables para comprar el ticket y no se diga en la dulcería.
Llevar tu charola con el mega combo, entrar a la sala, subir las escaleras y acomodarte en esas sillas acolchonadas y reclinables, comerse las palomitas antes de que empiece la película y tener que ir por más; algunos sí nos aguantamos y esperamos a que inicie la proyección… se requiere de mucha fuerza de voluntad, eso sí.
Sin embargo, a mí personal punto de vista, no creo que desaparezcan.
Hay muchas cosas que el cine te da, que no lo tienes en tu casa, y estas son las que yo considero.
Hay ciertas películas que sí o sí se deben ver en el cine, por ejemplo, las de ciencia ficción, acción y aventura, porque tienes la opción de verlas en 3D y en algunas salas del país en 4DX.
Nunca va a ser lo mismo ver las películas en una pantalla de televisión a una súper mega pantalla. Las palomitas, definitivamente, no saben igual en casa que en el cine. Tienen un sabor mejor y diferente en el cine. El sonido envolvente que te hace estallar todos tus sentidos. No se diga en las salas 4DX que hasta zangoloteado sales.
Salir después de ver la película, ir comentando cada detalle mientras llegas a comprar un cono o un elote, te sientas en alguna banca mientras ves pasar a la gente de la plaza. Simplemente, desestresarte un rato, salir de la monotonía de la casa.
Hay tantas cosas que me gustan del cine que me resisto a pensar que algún día dejen de existir.
Les ha ido mal por las restricciones sanitarias, pero una vez que la pandemia baje y en su momento ceda ante las vacunas, creo que volverán a surgir, como el ave fénix.
Tal vez me dirán idealista, y sí quiero pensar que lo soy, porque para los que nos consideramos cinéfilos, el sólo imaginar que en algún momento de la vida dejen de proyectar películas en esas mega pantallas, sería como si el séptimo arte perdiera su esencia, su alma, como si los cines dijeran: ¡no me quiero ir, Señor Stark!