Marko puso a su particular y a su jefa de oficina. También a una amiga personal. Romero también colocó empleados. Furia en las bases.
El liderazgo de Marko Cortés pareciera haberse consolidado cuando uno observa la larga lista de pluris que pelearán por ingresar a San Lázaro.
No se trata sólo de los primeros tres espacios de cada circunscripción, que fueron ampliamente publicitados por encontrarse allí las figuras más rutilantes, como Margarita Zavala o Santiago Creel.
En algunas circunscripciones el PAN espera conseguir entre ocho y once pluris.
Y cuando se empieza a revisar los nombres que ingresaron en lugares muy privilegiados aparecen algunas sorpresas. O no tanto.
Marko, por ejemplo, metió a su jefa de oficina Laura Esquivel. También a Carlos Cárdenas, su secretario particular de Marko. E incluso a Karla Osuna, diputada con una estrecha amistad con el jefe del PAN. También irán sus amigos y sus socios: Armando Tejeda de Michoacán, Javier Luevano de Aguascalientes y Xavier Azuara de SLP.
Su máximo aliado, Jorge Romero, también metió a varios de sus «cachorros», que de otra manera jamás podrían ingresar en San Lázaro: Santiago Torreblanca, José Manuel Delgadillo y Martínez Terrazas también son amigos personales de Romero.
En la base militante del PAN quedó claro que Marko se estaba cobrando con los pluris lo que hasta ahora no ha podido generar ante el poder territorial de los gobernadores, que parecen dispuestos a definir todo el resto: alcaldías, congreso local, distritos por mayoría y gubernaturas. Cortés se armó entonces una mini-bancada de amigos y empleados.
El PAN ya venía sufriendo bajas importantes en los estados. En Nuevo León, por caso, Felipe de Jesús Cantú renunció al partido azul después de 40 años de militancia. Había sido el último candidato panista para la gubernatura.
Roberto Gil Zuarth declinó a formar parte de esta lista pluri e incluso dejó su cargo en la Alianza Federalista. Los casos abundan.
Pero después de conocerse el listado de Marko, la fuga de militantes se aceleró.
El liderazgo de Marko sigue sin convencer a los gobernadores, que encima deben tolerar el apoyo de Cortés a candidatos que no son sus elegidos para la sucesión, como ocurrió en Chihuahua y en Aguascalientes, entre otros terruños.