El evento de inauguración presidencial es una tradición en Estados Unidos que celebra la transición pacífica del poder, sin embargo, más allá del espectáculo que lo rodea, el verdadero proceso es un periodo que normalmente dura hasta 78 días.
Tan pronto el presidente electo Joe Biden finalice el juramento, típicamente conocido como el momento de las 12:00 horas de la toma de posesión, Donald Trump estará oficialmente, y para todos los efectos, fuera de la oficina.
Por más de una razón este año veremos que la situación es diferente. El desfile será virtual, no se hará el tour acostumbrado de galas estatales y, en lugar de incitar una audiencia, habrá un campo de banderas en representación.
Y aunque no sería la primera vez que el presidente saliente se rehúsa a asistir, la ausencia de Trump es otra excepción a lo acostumbrado.
¿Cuáles son las implicaciones del gesto de desprecio de Donald Trump?
“El día de la inauguración demuestra la continuidad de nuestro país y la renovación del proceso democrático, así como la sanidad que a veces se necesita después de una batalla electoral”, explicó Lara Brown, directora de la Universidad George Washington en una conferencia de los Foreign Press Centers del Departamento de Estado.
Las verdaderas consecuencias de su desdén se extienden hasta afectarlo a él mismo, pues de acuerdo con Brown, los presidentes que han hecho estas transiciones con gracia también han pasado a tener una especie de rehabilitación y capital político.
La actitud de Trump tras perder las elecciones lo ha posicionado incluso con el rating de aprobación más bajo de su mandato. Además de acuerdo con la politóloga, dañó a su propio partido al perderles la Cámara de Representantes y el Senado.
“Vamos a ver esencialmente una facción de Trump y una facción del Partido Republicano que no apoya a Trump. Esos dos lados lucharán entre sí hasta que se resuelva o hasta que uno decida formar su propio partido”.
Su presencia no es requerida, pero su información sí
En Estados Unidos hay leyes creadas para la transición. Existe la agencia gubernamental para la Administración de Servicios Generales (GSA por sus siglas en inglés), que gestiona un presupuesto y la Ley de Transición Presidencial.
Sin embargo, Biden está asumiendo la presidencia durante la crisis global por COVID-19, en plena recesión económica, en una nación quebrantada por la injusticia racial y con una inminente urgencia de tomar acciones contra el cambio climático. Temas que aseguró en campaña que abordaría.
“Además de la ley, ha habido un entendimiento tácito entre los presidentes que salen y el presidente electo de que ambos están unidos para asegurarse de que haya continuidad en la ley”, explicó Martha Kumar, directora de la organización apartidista White House Transition Project en conferencia de los Foreign Press Centers.
Este no es el caso actual pues no hubo concesión por parte del presidente saliente; así que no hubo ninguna sesión informativa ni sobre el estatus de la vacunación ni sobre las reducciones de las tropas desplegadas.
Según Kumar, Biden deberá acudir a compañías privadas como Pfizer o Moderna para obtener información.
¿En qué posición queda Biden al asumir la presidencia?
Brown explicó para Vanguardia que no solo Trump no sería extrañado por Biden, sino que además, el discurso inaugural atenderá al deseo de la población de darle vuelta a la página pues se anunció que el tema será “América Unida”.
“Creo que también es necesario, y él (Biden) mismo ha dicho que espera ser presidente tanto para los que no lo votaron como para los que lo hicieron”.
La calificación de los estadounidenses sobre la transición de Biden es del 68 por ciento, significativamente más alta que la de Trump hace cuatro años y significativamente más baja que la de Barack Obama en 2009, de acuerdo con cifras publicadas por GALLUP.
Así mismo, Kumar resaltó la posible similitud que Biden podría tener a la transición de George W. Bush, quien tuvo que adaptarse a solo 37 días para arrancar.
“Lo que hizo fue no hablar en absoluto sobre las elecciones, enfocarse primero en un tema bipartidista, que era la educación, y luego enfocarse en un tema tras otro que es crítico y avanzar y no retroceder”.
Por lo que las expectativas son muy elevadas para los desafiantes primeros cien días de Biden, así como en el legado que deja Trump al dejar el cargo.