Buscan revivir una tradición terminada en la década del 90. Discursos públicos y recelo con Zaldívar.
Está creciendo en la cúpula militar la tentación de recuperar una tradición perdida en 1995: que el alto mando pueda contar con un asiento propio en la Suprema Corte. El último caso fue el del coronel Carlos García. Una jugada de alta densidad pero que va en el sentido de la rápida militarización que vive la vida pública mexicana.
En este sentido van las recientes críticas del almirante Rafael Ojeda Durán al funcionamiento del Poder Judicial. En mayo de este año el titular de Seretaría de Marina dijo que el enemigo «lo tenemos en el Poder Judicial». En paralelo cuestionó el trabajo de jueces y ministerios públicos en casos de tráfico de drogas. El mes pasado el almirante dijo que México carece de «funcionarios públicos correctos».
El discurso que emana de las Fuerzas Armadas es que en el sector militar no hay corrupción y se trabaja de modo eficiente. Andrés Manuel López Obrador lo suscribe a diario. Esa construcción de sentido ahora puede tener su próxima estación en la Suprema Corte.
Para los militares es una oportunidad de recuperar terreno y tienen en su favor la tesis presidencial de que cuando los cambios quedan bajo control militar así se asegura la continuidad transexenal. Pr eso, entre tantos ejemplos, la Guardia Nacional pasará a la Sedena. No por su funcionamiento inmediato sino más bien por su perdurabilidad en el futuro.
En diciembre se retira de la Suprema Corte el ministro José Fernando Franco. Cumple su mandato y esa vacante es la que interesa a los generales. Para el Gobierno sería una posición adicional en el pleno. Este mes la 4T sufrirá un revés en el máximo tribunal cuando Arturo Zaldívar sea derrotado en su plan de prolongar su mandato en la presidencia de la Corte.
Por cierto: los militares detestan a Zaldívar. Los motivos son brumosos pero las conversaciones con el presidente de la Corte rara vez han terminado bien y este cree -y lo dice en privado- que está siendo espiado desde ese sector cada vez más determinante. Igual que varios integrantes del gabinete.