Respetando la sana distancia, sin aglomeraciones en la Basílica, teniendo permitidos apenas unos segundos para apreciarla y sin procesión, así fue el festejo
Los festejos en honor a la Virgen Inmaculada de la Salud, patrona de Pátzcuaro y de la Arquidiócesis de Morelia, fueron diferentes a años anteriores debido a la COVID-19.
Este año todo se realizó bajo las medidas estrictas de sanidad, no hubo el recorrido por las calles, ni tampoco los tumultos adentro de la Basílica pues el aforo de personas fue controlado y los vítores a la Virgen de la Salud fueron muy pocos durante la bajada de su nicho, más bien las oraciones solemnes por el cantor retumbaban en el lugar.
Durante todo el día el ir y venir de los fieles se mantuvo en la iglesia, ahora sólo la puerta principal era la entrada, mientras que la lateral, la salida, con la respectiva aplicación del gel antibacterial, la toma de temperatura a todos sin excepción y la sana distancia, con lo que se mantuvo una celebración tranquila y ordenada y los fieles atendieron las indicaciones sanitarias.
Ahora la Virgen de la Salud no salió de su Basílica, no recorrió las calles principales del centro de Pátzcuaro, no fueron colocados los altares para que ella descansara, no repicaron las campanas para anunciar su salida, pero sí para anunciar la bajada de su nicho, que se realizó al terminar la concelebración solemne.
Las indicaciones fueron claras: solo cinco o diez segundos pueden estar frente a la imagen, santiguarse, sin arrodillarse, llenarse de su amor en ese breve tiempo.