Hay dos grandes coaliciones que se enfrentarán en los comicios federales intermedios y locales de 2021.
Una lleva ventaja: está en el poder y en automático, en casi todos los puestos de elección popular, irán juntos en las contiendas.
La otra alianza, por su parte, sólo ha coronado 177 diputaciones federales y algunas gubernaturas.
Mismo así, es la primera respuesta coordinada y conjunta para enfrentar a la aplanadora que significa Andrés Manuel López Obrador.
Pero algo debe significar la alianza opositora donde el Presidente ya le ha dedicado en múltiples ocasiones una parte significativa de su alocución diaria.
Ayer comenzó a menospreciar a la misma y, obvio, como está acostumbrado a que todo gire a su alrededor, dijo que el que se haya formado dicha coalición opositora “le daba orgullo”.
La alianza conformada por PAN, PRI y PRD es apenas un intento por romper la hegemonía 4teísta en la Cámara de Diputados.
Si esto se logra, la probabilidad de tener una vez más un poder independiente al Ejecutivo se incrementa.
De los candidatos comunes para diputaciones, el PAN lleva 60, la mayor parte en Puebla, Veracruz, Chihuahua, Baja California y la Ciudad de México; el PRI, 60, siendo su fuerte el Estado de México, la CDMX, Chiapas, Guerrero e Hidalgo y, por último, el PRD, con 57, su mayoría también en la capital, Michoacán, Guerrero, Tabasco y Veracruz.
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